domingo, 21 de agosto de 2016

COERCIÓN

1.- Del lat. coercio, -ōnis.

2.- (koeɾ'θjon)

3.- Sustantivo femenino

4.- Acción de reprimir a una persona para condicionar su conducta. Presión ejercida sobre alguien para forzar su voluntad o su conducta.

EJEMPLO: La coerción de mi jefe es insoportable.
EJEMPLO: Sobran amenazas y coerciones.

5.- s. f. Uso de la fuerza para reprimir, inhibir o sujetar.

6.- f. restricción.

EJEMPLO: La libertad no es solo ausencia de coerción.

7.- f. sociol. Tipo de control social ejercido por la autoridad.

Las sanciones legales y las ilegales tienen algo en común: utilizan castigos para penalizar un comportamiento. Lógicamente, las de tipo legal están amparadas por la ley y el derecho, mientras que las de carácter ilícito son, por definición, inaceptables desde el punto de vista de la legalidad.

La acción de coaccionar a alguien imponiéndole un castigo es una coerción. Las palabras coacción y coerción son esencialmente sinónimos, aunque coacción implica una intensidad mayor.

Desde la legalidad, se emplea la coerción para evitar conductas indeseables socialmente. El mecanismo coercitivo es sencillo: si algo no se cumple, hay una penalización. 

La posible penalización sirve como advertencia para persuadir, lo cual significa que la ley avisa de las consecuencias negativas en el caso de su incumplimiento. 

El Derecho impone una sanción ante una falta o un delito y el castigo que se impone debe estar en proporción al daño causado. La proporcionalidad es importante para que pueda hablarse de justicia. Este tipo de procedimientos coercitivos también se utilizan en los reglamentos de las distintas actividades humanas ( reglamento de tráfico, deportivo, los regímenes disciplinarios o cualquier normativa que incorpore sanciones ).

En el contexto de las actividades al margen de la ley, la coerción adquiere otro estilo. Los grupos mafiosos practican el chantaje para ganar dinero y las amenazas que utilizan son una coerción. En ellas no hay proporcionalidad, ni nada semejante, simplemente actúan provocando el miedo en sus víctimas. La amenaza es el mecanismo esencial de la coerción. Sin embargo, hay otras maneras de ejercer una presión efectiva: el chantaje, la extorsión o el acoso.

Hay algunos planteamientos ideológicos que cuestionan el concepto de coerción. Los anarquistas están en contra de la idea de imposición porque entienden que la libertad es la esencia de la naturaleza humana y todo lo que la limita es algo coercitivo y, en consecuencia, inaceptable.

El movimiento hippie de los años 60 expresaba igualmente su rechazo a los convencionalismos y a la idea de limitación normativa. Por este motivo, se oponían a cualquier tipo de coerción. 

La aspiración de los hippies era la armonía entre las personas, sin necesidad de reglamentos y sanciones. Este ideal no se ha puesto en práctica de una manera efectiva, pero los valores de tolerancia forman parte de nuestra cultura, donde se tolera la coerción siempre y cuando no sea excesiva y no tenga un carácter represivo.

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